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Los avances en la mejora genética del trébol blanco han dado lugar a una variedad con hojas diminutas, de crecimiento rastrero y gran capacidad de cobertura: el Microclover.
Este tipo de trébol ha marcado un hito en la creación de céspedes sostenibles, ya que ofrece una serie de ventajas significativas:
Formatos disponibles:
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Leguminosa perenne de porte rastrero. Alcanza una altura máxima de unos 10 cm. Se reproduce vegetativamente mediante estolones, por lo que tiene un comportamiento invasor. Presenta una excelente adaptación a zonas templadas de todo el mundo.
Su sistema radicular es ramificado, con una raíz principal y raíces adventicias que surgen a partir tanto de la corona como de los estolones laterales. Las hojas son pecioladas y trifoliadas; sus foliolos son ovales, con una mancha blanca, y sin ninguna vellosidad (tampoco en pecíolos ni tallos). Los estolones se encuentran abrazados por vainas membranosas.
Las inflorescencias son glomérulos de 1.5 a 2 cm de ancho, conteniendo de 50 a 100 flores blancas o blanco-rosadas. Estos se encuentran sobre un pedúnculo de unos 7 cm de longitud. Flores papilionáceas.
En céspedes de calidad, el trébol blanco se considera una mala hierba que debe eliminarse mediante el uso de herbicidas selectivos. Sin embargo, se emplea en mezclas destinadas a praderas extensivas de bajo mantenimiento.
La mejora genética en el trébol blanco ha proporcionado una variedad de hoja muy pequeña, de carácter muy tapizante y hábito rastrero: el MICROCLOVER. Esta variedad ha supuesto una verdadera revolución en los céspedes sostenibles, ya que su uso reúne grandes cualidades: